"Los estímulos emocionales tienen una prioridad absoluta, tanto de signo positivo como negativo, porque ponen en juego información básica para la supervivencia", ha asegurado Escera, que ha subrayado que este hecho hace que, en situaciones de peligro, la atención humana se centre siempre prioritariamente en los estímulos con carga emocional.
Una reciente investigación dirigida por el profesor Carles Escera, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB), que ha recogido la revista Cerebral Cortex, describe cómo procesa el cerebro los efectos de la emoción sobre la atención cognitiva y concluye que los estímulos emocionales son los captados con más rapidez y eficacia, frente a los no emocionales, como puede ser un efecto visual.
Los estímulos visuales corresponden a fotografías -caras con expresiones neutras, de amenaza o de miedo-, y que son precedidas por un sonido, que es monótono en el 90% de los casos. La introducción de un sonido totalmente inesperado y diferente al habitual en este contexto altera significativamente la respuesta de la atención, que se centra más en el estímulo sensorial que en el visual.
El cerebro humano procesa de manera más rápida y eficaz los estímulos emocionales en situaciones de peligro porque éstas activan información básica para la supervivencia.
Según el artículo, cuando un sonido no encaja en la regularidad acústica se activan en el cerebro unas neuronas localizadas en el córtex supratemporal, prefrontal y parietal, y en la unión tempoparietal. Otra de las conclusiones fundamentales del estudio es que la activación de las áreas del cerebro que procesan el estímulo inesperado se amplifica especialmente si el contexto emocional es negativo.